Los terribles destinos de Jorge

Era un día lluvioso y frío, Jorge se encontraba trabajando en el auto que estaba armando.
Siempre estaba en su galpón de día y de noche, nunca dejaba de estar allí. Por las mañanas solo iba a los corrales y les daba de comer a sus animales; pero nunca tenía tiempo para él, solo para sus animales y su auto. Tampoco se preocupaba por su salud, lo único que quería era terminar con su auto y salir de allí. Hacía varios años que no llovía, pero esa última semana no paraba de llover y de hacer frío, no le estaba gustando mucho eso y cada vez se sentía más débil y más furioso.
Tampoco le gustaba conversar demasiado, es por eso que nadie iba al taller de él.
Era un hombre muy guapo, pero no muy simpático. Todas las personas empezaban a alejarse de él, y cada vez comenzaba a sentirse peor y mucho mas frágil con su salud.
Por la noche los animales comenzaban a espantarse y a hacer muchísimo ruido, se habían escapado y el hombre había salido para ver lo que estaba pasando. Se había encontrado con todo el cielo cubierto de nubes negras, el viento era tan fuerte que no lo dejaba ni caminar. Así que se había refugiado en el sótano y se durmió por el frío que sentía. Mientras él dormía los animales se chocaban el uno con los otros y caían al piso; uno de los animales se había refugiado en la pradera que tenía un techo y todos los que quedaban vivos lo siguieron, pero de pronto se cayó el techo. Todos los animales se quemaron mientras que el viento destruía todo el campo.
Después de unas horas Jorge se había despertado con todos los animales muertos y todas las cosas destruidas dejando solo destrozos por doquier.
Él había decidido irse del campo porque se había dado cuenta de que no le quedaba casi nada, solo un pedazo de chatarra que ni siquiera arrancaba, se había ido a la ciudad caminando con el pensamiento de algún regresar algún día. Pero desde que se marchó nunca más se escuchó nada de él. Ni siquiera se supo si continuaba vivo.
Jorge Ansonaud