Era un día soleado, sábado por la tarde, y Juan acababa de tener una reunión en su trabajo la cual había durado unas tres o cuatro horas aproximadamente. Allí se enteró de una sorpresa: debía viajar por negocios. No era nada nuevo para él, pero esta vez tendría que hacerlo solo.
Al llegar a la casa estaban sus hijos, producto del amor con su compañera de trabajo, la cual lo acompañó toda su vida hasta el día 16 de enero del año 1999. Sí, ella había muerto ese día en un extraño choque automovilístico volviendo del trabajo.
Juan no tenía un día muy bueno ya que faltaban dos semanas para el viaje y justo se cumplirían tres años de la muerte de su esposa y en esa fecha tan “dura” para los niños, él no estaría.
Pasaron los 14 días. Debía emprender el viaje. Dejó a los niños al cuidado de su tía, un ángel, una persona linda por fuera y por dentro. Había llegado la hora de partir. Su viaje duraría tan solo 10 días, pero para él era una eternidad.
Tuvo un viaje largo y agotador, pero finalmente. Nunca había estado en París. Era algo nuevo y fascinante. Decidió tomar un descanso antes de disfrutar tan lindo país.
Al correr de los días completos de reuniones, llamadas, negocios, todo se volvía muy estresante, sus hijos eran la única fuente de energía, tan solo escucharlos por un teléfono celular le daba fuerzas para seguir.
Cuando llegó el día 15, a solo un día de cumplirse 3 años de la muerte de su esposa, no se perdonaba no estar con sus hijos ese día. Entonces decidió hablar con su jefe e inventó una excusa para volver ese mismo día. Sin ningún problema el jefe aceptó.
Con muchas ansias se dirigió al hotel, tomó su celular y llamó muy contento a sus hijos, les avisó que en unas horas volvería a su hogar para llevarlos a pasear. Ellos, muy felices, se quedaron esperándolo.
Juan preparó sus valijas, tomó las llaves del auto y se fue rumbo a su casa. Todo iba bien hasta que se encontró con un grupo de gente que había cortado la ruta, tenían para rato. Entonces desvió el camino.
Fue por un lugar desconocido, pero era la única forma de llegar antes de que se hiciera de noche… se puso pensativo y de repente se le nublo la vista, no veía absolutamente nada, era como si le hubiesen vendado los ojos, entonces frenó el auto. Su desesperación era tan grande que se bajó del auto y buscó ayuda, pero en ese momento no había nadie.
Subió nuevamente al auto y se quedó ahí sentado unos minutos hasta que pudo ver y continuó viaje. Estaba asustado, miraba al frente y trataba de no distraerse, pero la mala suerte iba con él, empezó a ver cosas extrañas, como alucinaciones; no sabía qué le estaba pasando, pero igual siguió, hasta que una moto salió de la nada y chocó. Su deseo de ver a los hijos se había derrumbado en un solo segundo.
En el hogar, los niños lo esperaban ansiosos, pero ya era demasiado tarde, habían pasado las 12:00 p.m., Era 16 de enero del 2002. Su tía los mandó a la cama. Pensaron que le había surgido un problema y que pronto avisaría, pero no. Juan murió el mismo día y de la misma forma que había muerto su querida esposa tres años antes.
Bárbara Panizza
Triste realidad
Hace 11 años
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